lunes, 28 de septiembre de 2015

LECTURAS DE APOYO


EL PROYECTO DE VIDA

SOVERNIGO, G.,

Progetto di vita e scelta cristiana
Torino, Elle Di Ci

Uno de los factores más constructivos de la personalidad en evolución resulta ser una experiencia particular que se denomina Proyecto de Vida.

En efecto, en toda la edad psicológica el psicólogo constata la presencia de esta experiencia humana: el niño, el adolescente, el joven, crecen proyectándose, viven dentro de sí un proyecto de vida.

El hombre es un ser que se interroga. Debe tomar en sus manos su vida y buscarle un sentido. Descubre los valores que lo atraen y por cuya estima que la vida merece vivirse. Poco a poco adquiere un sistema de valores en los que se van ordenando los unos respecto a los otros. Y así, en la medida en que vive de un modo verdaderamente humano, el hombre forma un proyecto de vida, el proyecto de los valores, a la luz del cual se compromete a múltiples situaciones de su existencia. En fuerza de este proyecto de vida, puede dar un sentido a su compromiso en este mundo, a partir de un compromiso proyectado frente a sí y que, por este hecho, comienza a despuntar. Este proyecto de vida engloba todo lo que se puede esperar de la existencia.

Ciertamente, nosotros podemos edificarlo en modo arbitrario, pero podemos también (y debemos) determinarlo sometiéndonos a los valores que nos solicita la realidad objetiva. Debe ser, pues, realístico y de acuerdo con la propia experiencia. Es de este modo como determinamos nosotros mismos, nuestro procedimiento personal a través de la situación que la existencia nos impone.

El proyecto de vida está presente a lo largo del desarrollo de la persona, pero con diversos tonos y funciones. El proyecto de vida a los diez años no es aún el de los 16, ni el de los 16 el de los 20. Pero puede haber una continuidad entre estos momentos, recomponiéndose los elementos del pasado en una nueva sucesiva síntesis.

Expresa auténticamente una personalidad que vibra por determinados valores y que percibe más o menos explícitamente las consecuencias de aquello que es actualmente (yo actual) y aquello que tiende a ser (yo ideal). Todo proyecto del porvenir, en la medida en que se radica en la historia, manifiesta un dinamismo creado por el nivel existente entre una personalidad que se va delineando y el papel social que quisiera desempeñar.

Elaborar un proyecto de vida comporta, por tanto, partir de aquello que es y determinar poco a poco lo que se ha de ser. El significado psicológico del proyecto general de la existencia es grandísimo, puesto que es el centro de integración de la persona en cuanto representa el significado de la existencia para la persona; indica la medida de las aspiraciones del sujeto y un acto de esperanza; constituye un principio de autonomía y de libertad interior.


LOS PELIGROS DE LA ADOLESCENCIA

Telmo Salinas García
Nociones de Psicología

Esta difícil edad de la vida es, a menudo, incomprendida y lamentablemente, en no pocos casos, ignorada y abandonada. Y, sin embargo, es la edad en que generalmente comienza el consumo de alcohol y tabaco, tan perjudiciales para la salud. Y, lo que es peor, el momento en que corre peligro de ingresar al tenebroso y autodestructivo mundo de las drogas, desgraciadamente tan extendido en nuestros días.

Todo esto se agrava, más aún, porque el desorientado adolescente, que tiende a alejarse de su familia, en cambio se integra a grupos que, con frecuencia, no son los más convenientes para él, sino todo lo contrario. De ahí la importancia de la familia bien constituida, del amor y el apoyo de los padres, de la responsable orientación de los maestros, de la calidad humana de los amigos y, en general, de la sociedad en que el adolescente vive.
Por otra parte, es urgente que el propio adolescente sea el más interesado y decidido artífice de su personalidad, la misma que irá forjando firme, sólida y valiosa en todos los actos de su vida. Realizando todo lo que sea positivo para ello: estudio, deportes, actividades sociales solidarias y constructivas, actividades artísticas, etc. Y evitando, en cambio, todo aquello que pueda perjudicarlo y destruirlo, como sucede, por ejemplo, con la funesta drogadicción, que puede convertirlo en un guiñapo humano más de los muchos que, por desgracia, se arrastran en las ciudades del mundo.

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